La historia de un no tan humilde granjero chino
- Pansimposio
- 4 dic 2020
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Xi Jinping nació en Fuping, misma ciudad en que nació su padre Xi Zhongxun un destacado guerrillero durante la Revolución Roja China y posteriormente un importante político en los inicios del régimen Maoísta, por lo que Jinping pasó sus primeros años en Beijing, sin embargo, durante la Revolución Cultural China su padre, de ideología moderada y quien ya había tenido desacuerdos con Mao, fue encarcelado, por lo que Xi Jinping fue enviado a Liangjiahe, donde trabajó como granjero durante su adolescencia y sus primeros años de vida adulta. En sus primeros meses Xi no se sentía cómodo con su nuevo estilo de vida, incluso intentó volver a Beijing, pero al llegar fue arrestado y sentenciado a 6 meses en un campo de reeducación, tras lo cual volvió al campo.
Durante esta época Xi intentó repetidamente unirse al Partido Comunista Chino, pero no tuvo éxito hasta después de haber cumplido los 21 años, poco después de ser aceptado en el partido, fue aceptado también en la Universidad de Tsinghua donde estudió ingeniería química, ideología marxista, y educación ideológica y política.
El éxito político de el ahora presidente de China llegó de poco a poco con mucha paciencia, su estrategia fue ir subiendo escalones sin hacer demasiado ruido, siendo uno de sus primeros puestos importantes el de secretario de Geng Biao, quien por entonces era vice primer ministro, secretario general de la Comisión Militar Central.
Después de suplir a Hu Jintao, en 2012 como Secretario General del Partido Comunista, y un año después como presidente del país, Xi se ha convertido político en el más poderoso e influyente desde Mao Zedong, esto principalmente a través de la construcción de un culto a la personalidad solamente comparable al de el propio Mao. Siendo una de sus primeras actividades una feroz lucha contra la corrupción, misma que está rodeada de polémica, pues no son pocos quienes creen que Xi utilizó esta campaña como herramienta para deshacerse de posibles opositores.
A día de hoy, Xi Jinping lleva poco más de 7 años como presidente y su mandato ha tenido 2 caras, por un lado está el “Sueño Chino”, la política exterior de Xi que tiene como características principales la búsqueda de poder y reconocimiento internacional, con la meta de suplir a Estado Unidos como la superpotencia por excelencia, esto lo logra a través de la inversión y ayuda humanitaria que da a países, principalmente de América Latina, Asia y África. La otra cara de Xi es el autoritarismo y la opresión presente en todas las instancias de su gobierno.
Algunos ejemplos de este autoritarismo son los campos de reeducación para uigures en la provincia de Sinkiang, donde la fuerza china antiterrorismo ha encarcelado a más de un millón de personas por mostrar un comportamiento “insusual” como guardar mucha comida, dejar de beber o fumar, o comprar pesas, el fuerte racismo sistemático a los tibetanos, en el propio Tíbet, mismo que llega hasta el punto en que es casi imposible conseguir un trabajo si eres étnicamente tibetano, la brutalidad policial en contra de los protestantes de Hong Kong vista en los últimos meses, y la abolición del límite de mandatos que puede ejercer un presidente en china, esto sin mencionar las múltiples tácticas de espionaje y control ciudadano que se utilizan a lo largo del país por las que el está en el puesto 177 de 180 en términos de libertad de expresión, según Reporteros Sin Fronteras, mientras que Freedom House los posiciona como el duodécimo país menos libre del mundo, siendo el Tibet la segunda zona geográfica con menor libertad, sólo detrás de Siria. Dónde China si se lleva el primer lugar es en la clasificación de libertad en el internet, también según Freedom House.
Si bien esto no es totalmente culpa de Xi, pues muchas de estas tácticas de opresión y control se llevan usando en China desde tiempos de la revolución cultural de Mao, el claro empeoramiento en los últimos años si es su culpa, pues aunque los chinos llevan 80 años sin ser realmente libres, hacía 50 años que esto no era tan cierto como lo es ahora.
Por Diogenes.
Twitter - @Diogenes_Sino_P
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